Contaminación electromagnética:
El enemigo silencioso

Cada nuevo progreso tecnológico trae consigo beneficios, pero también algunos males. El automóvil y la combustión interna es un ejemplo de como un importante avance se convirtió a la larga en un grave problema, en este caso, como fuente de contaminación. Hoy estamos frente a un proceso similar. Según diversos estudios, celulares, hornos microondas, monitores, antenas bases de telefonía móvil y líneas de alta tensión pueden ser causantes del aumento de ciertas enfermedades.

 

Por Daniel Contreras
14 de Enero de 2003

Los avances tecnológicos, que ofrecen nuevas herramientas para facilitar la vida de los seres humanos, en muchos casos invaden el medio ambiente con sustancias residuales que de una u otra forma lo contaminan. El caso más conocido de polución es la generada por la combustión interna de los motores, que producen monóxido de carbono, entre otras sustancias nocivas para la salud humana.

En una situación parecida al caso de la contaminación por hidrocarburos, la sociedad digital utiliza ciertos aparatos que emiten radiaciones electromagnéticas que pueden ser perjudiciales para la salud humana.

Existen dos tipos de radiaciones electromagnéticas: las ionizantes y las no ionizantes. En el primer caso están, entre otros, los rayos X y la radiactividad, que a nivel mundial se les considera peligrosos, están regulados y se les trata como tales. En cambio las radiaciones no ionizantes -producidas por los aparatos eléctricos, tendidos de alta tensión, antenas emisoras de radio y televisión, equipos de telefonía móvil, entre otras- nunca han sido catalogadas como peligrosas, por que no producen efectos térmicos. Sin embargo, estudios recientes han dejado claro que existen efectos no térmicos que no han sido tomados en cuenta, pero que pueden ser potencialmente peligrosos.

La base del problema está en que los seres vivos realizan todas sus funciones vitales mediante la electricidad, así sea para transmitir información mediante las neuronas o los impulsos eléctricos que mantienen a nuestro corazón latiendo. Es más, un estudio realizado por el Doctor Hyland de la universidad británica de Warwick, afirma que las ondas utilizadas por los teléfonos móviles son de la misma frecuencia que las ondas cerebrales alfa, por lo el cerebro sería un órgano muy sensible al uso de estos aparatos.

Prevenir antes que curar

Andrei Tchernitchin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico, tiene una postura muy clara respecto del tema. “Lo que debemos hacer es trabajar bajo el principio precautorio, es decir, prevenir e informar a las personas que los celulares, los hornos microondas y hasta el monitor de su computador es un factor de riesgo para la salud”, señala.

Tchernitchin, que también es académico del Laboratorio de Ciencias Biomédicas de la Faculta de Medicina de la Universidad de Chile, defiende una política de prevención por parte del Estado Chileno. Pero señala que, “en Chile somos muy descuidados y a veces nuestra pobreza como país no nos permite tener mejores regulaciones”. “Como no tenemos fondos para investigar, no podemos avanzar mucho. Por ejemplo, algunos de los hornos microondas que se venden en nuestro comercio, han sido rechazados en Europa y EE.UU. por no cumplir las normas de seguridad necesaria, pero acá se venden y si contamina a nadie le importa. Pero quizás en 50 años tengamos personas enfermas y va a ser muy tarde”, explica.

Tchernitchin menciona un estudio del año pasado, llevado a cabo por autoridades del estado de California, que concluye que algunas enfermedades como leucemia en niños, cáncer cerebral en adultos, problemas cardiacos y suicidios, tienen como factor de causa-efecto a las radiaciones electromagnéticas.

En el tema particular de los teléfonos móviles el investigador es enfático al señalar que, “los niños menores de 18 años no deberían usar celulares, esto debido a que su desarrollo es menor, tienen menos pelo y menos grasas, por lo que las radiaciones llegan directamente a la corteza cerebral”.

El otro lado de la moneda

Miguel Ríos, jefe del departamento de ingeniería eléctrica de la Universidad Católica, resume su posición en una frase: “no existen pruebas 100 % fiables que demuestren que las radiaciones no ionizantes afecten a la salud”.

Ríos resta importancia a los estudios alarmistas sobre la radiación generada por los celulares. “El hombre desde que nace –agrega el magister en ingeniería eléctrica- está expuesto a muchas radiaciones. No sólo a las producidas por sí mismo, sino a muchas naturales, como el propio sol, que en palabras simples es una planta nuclear que nos irradia durante toda la vida con diferentes tipos de radiación como: radio, infrarrojo, luz, calor, ultravioleta, rayos X y rayos Gamma, y estas últimas pueden causar la muerte si uno se expone mucho a ellas. Entonces, sin estudios serios, es muy aventurado decir que los celulares causan enfermedades”.

En todo caso, Ríos reconoce la falta de previsión frente al tema de la contaminación electromagnética y da como ejemplo a los microondas, aparatos que generan una radiación mil veces más intensa que la producida por un celular, que muchas veces no han sido probados y que no cumplen con las exigencia mínimas para que sean seguros.

El caso antenas

La organización no gubernamental FORJA ha estado últimamente en el ojo de la tormenta por ser la patrocinadora de querellas contra la instalación de las antenas y torres de telefonía celular. El abogado Diego Carrasco es quien ha llevado la mayoría de los casos, representando, según su propios datos, a más de 17 mil chilenos que no quieren una antena de celular cerca de su casa.

Según Carrasco, el mayor problema es que las antenas de telefonía celular son instaladas de la noche a la mañana sin consultarle a nadie, en medio de cualquier barrio de Chile, al lado de un colegio, en medio de una municipalidad o en el centro de una plaza. “Entonces, aquí surgen las preguntas: ¿y si de verdad son perjudiciales para la salud?, ¿todas las personas que viven cercas de una están expuestas a enfermedades?”, agrega.

“Es cierto que no está probado al 100% -reconoce el experto en leyes sobre telecomunicaciones- pero según todos los tratados internacionales que ha firmado Chile respecto a la salud y a los propios derechos humanos y civiles, se debería actuar bajo el principio precautorio, es decir, prevenir a la población de futuros males”.

En relación a las antenas, el abogado de FORJA señala que, “lo que más nos interesa es que se instalen a lo menos a 200 metros de lugares poblados, colegios y hospitales que son área sensibles de la población, y con mayor razón si los paneles de las antenas tiene dentro de sus componentes elementos radiactivos”.

El abogado concluye denunciando que, “las telefónicas tienen cero interés por la salud de la población, ellos instalan bases de telefonía móvil donde se les da la gana y no cumplen con las normas, todo por un interés económico”.

 


 
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