26-02-2007
Estudian los efectos de las ondas electromagnéticas de los celulares
Zulema
Usach zusach@losandes.com.ar
Llevarlos con uno mismo a
todo lugar y todo el tiempo, se ha vuelto casi una exigencia ineludible en estos
tiempos. Tan es así que los teléfonos celulares han “proliferado” al mismo ritmo
que la incertidumbre por saber -de una vez por todas- si en realidad afectan
negativamente la salud humana. Y como ya se ha vuelto casi imposible pensar la
vida cotidiana sin ellos, científicos de todo el mundo realizan investigaciones
sobre el tema.
En la Argentina, los estudios realizados en animales hasta el momento han
demostrado que las ondas radiactivas afectan al sistema reproductivo, producen
daños neurológicos y llevan a malformaciones. Así lo informó Benito Álvarez
Ovide, ingeniero e integrante de la secretaría Académica del Instituto Técnico
de Buenos Aires (Itba), quien presidió ayer una conferencia en la Facultad de
Ingeniería de la Universidad de Mendoza.
Álvarez, también se desempeña como director del Centro Argentino de Estudios
del Área Comunicacional y Compatibilidad Electromagnética de Buenos Aires.
Respecto de su exposición, dijo que el objetivo de la misma fue informar a la
gente sobre el avance de los estudios en cuanto a las radiaciones de los campos
electromagnéticos “para evitar que se mantengan prejuicios a la hora de utilizar
el celular”.
Las investigaciones para determinar el riesgo potencial para las personas que
usan celulares son complejas. Pese a ello, lo que se sabe al respecto es que aún
no están demostrados los perjuicios que que esto ocasiona.
En ese sentido, el investigador dio a a conocer que “falta tiempo para que se
llegue a una conclusión definitiva. Lo cierto es que hay mucha bibliografía que
dice que sí es nocivo y otro tanto que sostiene que no”. Entre los factores que
según Álvarez influyen para que el avance en los estudios se vuelva dificultoso,
se destaca que la materia sobre la que se trabaja, es decir las ondas
electromagnéticas, no es visible.
Esa es la razón que obliga a efectuar análisis sobre los efectos concretos en el
organismo humano. “Para conocer definitivamente las consecuencias en la gente,
habría que reunir un gran grupo que no esté sometido a radiaciones durante unos
cinco años, que es el promedio en el que se manifiesta el cáncer. Sin embargo,
esto es casi imposible, porque todos estamos expuestos a ellas”, dijo.
Los mitos
La emisión de ondas por medio de antenas de radio y televisión, también
constituyeron el eje de la disertación, a la que concurrieron autoridades y
alumnos de la facultad entre otros.
De acuerdo a la experiencia del especialista un factor preponderante para
efectuar las mediciones es la potencia de radiaciones que esos aparatos, sobre
todo los celulares, necesitan para funcionar. “Cuanto mayor es el número de
usuarios, menor es la potencia que sufre el receptor cuando lo usa”, explicó.
En el mismo sentido, Álvarez desmitificó que el traslado de las antenas a zonas
alejadas de la periferia de las ciudades evitaría la contaminación. Esto se debe
a que en el caso de que las mismas se ubiquen a una distancia mayor de los
aparatos y consecuentemente de las personas, requerirían mayor fuerza en las
ondas para recibirlas. Además, explicó que el efecto de esas partículas -en el
caso de existir-, dependería de la contextura física del individuo y su
predisposición genética al cáncer.
Texto obtenido de Los Andes On Line
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