12-02-2007 - DESARROLLO SOSTENIBLE http://dsostenible.com.ar/situacion-inter/radiaciones2.html
Radiaciones No Ionizantes

Campos electromagnéticos generados por sistemas de
comunicaciones: Efectos biológicos
Introducción
Luego que en 1888 Hertz comprobó empíricamente las
predicciones formuladas por Maxwell, comenzó la era de
la tecnología eléctrica. Así, hacia 1897 Marconi
utilizaba la posibilidad de producir radiaciones para
enviar señales a distancias del orden de 20 kilómetros
y, tan sólo 4 años más tarde, comunicarse
instantáneamente a través del Océano Atlántico. Edison
perfeccionaba su primera luz eléctrica en 1879 y en 1882
se instaló la primera central eléctrica: Pearl Street
Station en la ciudad de Nueva York.
Por lo tanto, alrededor del año 1900 comenzó la
globalización de la explotación de la energía eléctrica
y, como consecuencia, el hombre pasó a habitar un
ambiente electromagnético que difería bastante del
natural que hasta entonces disfrutaba. El motor que
impulsó tales cambios estaba dado por las ventajas tanto
económicas como sociales de la nueva tecnología. Ya en
ese entonces, comenzaron a plantearse las primeras
inquietudes con respecto a los efectos de los campos
sobre los seres vivientes y, en particular, sobre los
humanos. La primera conclusión fue que, debido a que los
campos electromagnéticos no se manifestaban con algún
síntoma evidente en el cuerpo, no eran perjudiciales.
Para ello, se hicieron varias experiencias muy
espectaculares y publicitadas en el propio laboratorio
de Edison: un perro fue sometido a un campo magnético
muy intenso durante 5 horas sin demostrar ningún "disconfort"
evidente; 5 voluntarios dijeron no sentir ningún efecto
particular cuando pusieron sus cabezas en un campo
magnético intenso que era encendido o apagado
alternativamente.
Hoy no es aventurado decir que toda actividad humana,
tanto en los lugares de trabajo, de esparcimiento o en
el hogar, está totalmente relacionada con sistemas
industriales, científicos o médicos, de comunicaciones
de todo tipo, de navegación o de computación, que
funcionan por medio de señales eléctricas y ondas
electromagnéticas.
Efectos
Biológicos
La vida en la tierra está sustentada a través de muy
pocos parámetros ambientales muy bien definidos:
concentración de oxígeno, presión atmosférica,
temperatura, vapor de agua, luz. Los mismos, deben
mantenerse dentro de lo que denominamos ventanas de
"límites normales", dado que ante pequeñas desviaciones
el organismo responde fisiológicamente.
Existen otros factores que constituyen el medio ambiente
electromagnético que pueden ser detectados sólo mediante
instrumental especializado. Mientras que la existencia
del campo magnético terrestre se ha estudiado y es bien
conocido desde hace cientos de años, hace sólo pocas
décadas se ha entendido su verdadera complejidad e
influencia que se evidencia en la demostración de que
existen los denominados "biociclos". Es decir, seres
vivientes tan diversos como papas, ratones, moscas de la
fruta y humanos, manifestaron las mismas fluctuaciones
cíclicas, asociadas con las variaciones del campo.
Al ser estos campos naturales, son perfectamente
tolerables, dado que la evolución de todos los vegetales
y animales, incluido el hombre, se ha producido en su
presencia.
En cambio, los campos artificiales o generados por el
hombre suelen tener valores varios órdenes de magnitud
superiores, a la vez que sus intensidades pueden estar
varios miles de veces por encima de las de los
naturales. Lógicamente, ya no es dable esperar la misma
adaptabilidad, agravado por el hecho de que los animales
de orden superior no tienen modo de detectar los campos
electromagnéticos, salvo a frecuencias ópticas. Si no se
quiere repetir la experiencia de principios del siglo
pasado, por la falta de evidencias no debería deducirse
que los seres no son afectados. Por el contrario, cabría
asegurar que existen efectos. Falta determinar, hasta lo
que sabemos hoy, si los mismos son beneficiosos o
nocivos.
Este tipo de radiación se denomina no-ionizante. No
provoca la descomposición química de los elementos
constituyentes de la materia en iones. No existe la
peligrosa posibilidad de recombinación como ocurre en
las ionizantes.
Existen varios factores que influyen para que un ser
vivo pueda soportar o no cierta cantidad de radiación
electromagnética sin efectos perjudiciales. Entre ellos,
se pueden citar: temperatura, humedad ambiente, cantidad
de potencia ya absorbida por exposiciones anteriores
(efecto memoria), así como el estado clínico general del
sujeto.
En cada caso debe tenerse en cuenta que lo importante es
el nivel de campo que llega a los lugares bajo análisis
y el grado de absorción del mismo. Esto es algo
verdaderamente difícil de prever dado que las
configuraciones de los seres vivos son sumamente
complejas. Basta con imaginar la diferencia entre una
persona delgada, casi libre de grasa, y una obesa. Es
fácil suponer que, ante una misma situación, no resulten
semejantes los efectos provocados por la radiación en
las vísceras de uno u otro. La intensidad de campo en el
interior de un tejido vivo, depende de la frecuencia, la
modulación, la intensidad y polarización del campo
externo, del tamaño, forma y propiedades eléctricas del
elemento expuesto, de la configuración relativa de los
tejidos interpuestos entre la fuente y el material
expuesto bajo estudio y de la presencia o ausencia de
otros elementos en la vecindad del lugar, en particular
si hay elementos capaces de reflejar señal y,
finalmente, de la posición relativa o contacto con el
plano de tierra.
Los campos internos que pueden aparecer en un ser humano
y en una rata que son expuestos al mismo campo externo,
pueden ser notoriamente diferentes. Por lo tanto, las
respuestas biológicas en ambos casos serán distintas,
independientemente de las diferencias fisiológicas
innatas en cada caso. De igual modo, puede suceder que
ambos tengan los mismos campos internos con campos
externos diferentes.
Se acepta que el SAR (specific absortion rate), es una
unidad adecuada para consideraciones dosimétricas.
Representa la relación en que la energía
electromagnética se convierte en calor en el tejido (Watt/gramo)
Según el caso, se considera el SAR promedio en el
ejemplar completo o el SAR local en un determinado y, a
veces, muy pequeño volumen. El SAR abre un camino
posible, aunque imperfecto, para comparar efectos entre
los distintos tipo de animales, permitiendo una
extrapolación, en primera instancia, para los seres
humanos.
Tipo de efectos
Calentamiento
Durante muchos años, se consideró que el único efecto
producido por las radiaciones era el de calentamiento.
Sobre esta hipótesis se desarrollaron normas y guías de
prevención. Veremos que existen factores de interacción
biológica por medio de otros mecanismos.
Suelen aparecer, a veces, quemaduras superficiales que
delatan el calentamiento. En frecuencias ubicadas por
debajo de 1 GHz, los efectos pueden ser peores, porque
la piel no posee elementos sensibles a la radiación y, a
su vez, la penetración es mayor, por lo que el
calentamiento se puede producir en capas más profundas.
Los tejidos más susceptibles son los de baja irrigación
sanguínea, como los ojos y genitales. Existen numerosas
investigaciones sobre cataratas producidas por efecto
térmico originado por campos electromagnéticos,
especialmente por microondas. La inducción de opacidad
en las lentes debida a sucesivas exposiciones a bajo
nivel, sugiere la existencia de un efecto acumulativo.
Resonancia
Dado que las distintas partes del organismo, así como el
cuerpo entero, tienen su resonancia en el rango de las
muy altas frecuencias, dependiendo de las medidas y
formas de cada individuo, pueden aparecer estos
fenómenos en ciertas condiciones.
Algunos estudios señalan que las frecuencias
comprendidas entre 1 GHz y 3 GHz son particularmente
peligrosas porque es el rango en el que pueden resonar
el cerebro y los ojos.
Efectos a escala celular
Aparentemente, las zonas sensibles de las células se
encuentran en su superficie y están constituidas por
cadenas de proteínas que oficiarían, en cierto modo, de
transductores capaces de llevar la señal al interior de
la célula. Llama la atención el nivel ínfimo de las
señales para los que aparecen respuestas. Son muy
inferiores a los potenciales en las membranas celulares,
que están en el orden de 105 V/cm. Los relacionados con
los electrocardiogramas alcanzan 10-1 V/cm, mientras que
los campos con que se han advertido respuestas a nivel
celular son solamente de 10-7 V/cm.
Como se dijo, el gradiente eléctrico en la membrana de
la célula es de 105 V/cm. Dado su ínfimo espesor, esto
da lugar a una diferencia de potencial de 0,1 V entre el
interior y la superficie. Este valor tan elevado de
gradiente eléctrico se consideró como una sólida defensa
frente a campos perturbadores muchísimo más débiles. Sin
embargo, hay evidencia de que con campos muy débiles de
muy baja frecuencia o de radiofrecuencia modulada por
señales de muy baja frecuencia, dan lugar a alteraciones
notorias en muchas de las funciones celulares. Los
resultados deben ser analizados como fenómenos
"cooperativos", posiblemente interferentes con
"frecuencias propias" de la célula.
Efectos sobre la salud
Podemos dividir los efectos sobre la salud debidos a la
radiación no ionizante, en dos categorías:
* Directos: La relación causa – efecto se vincula con el
organismo vivo en sí.
* Indirectos: La relación causa – efecto se aplica sobre
un dispositivo eléctrico que el individuo utiliza para
conservar su salud.
Efectos directos
* Cáncer
La relación entre los campos electromagnéticos y la
aparición de efectos directos, como el cáncer ha sido, y
sigue siendo, materia de estudios serios. Se puede
pensar que se está en presencia de dos tendencias, una
de las cuales toma parcialmente la información
disponible como si buscara justificar ideas
preconcebidas; la otra, examina con más rigor todos los
datos conocidos a la fecha.
No puede descartarse la posibilidad de la existencia de
"factores de confusión" en muchos de los estudios
realizados que, por lo tanto, deberían perfeccionarse.
Aparte de la posibilidad de que los campos
electromagnéticos estén relacionados con los tumores,
existen otros muchos factores cancerígenos y,
posiblemente, existan muchos aún desconocidos. En muy
pocos estudios, por no decir que en ninguno, se dan
informaciones complementarias sobre la presencia o no,
fehacientemente controlada, de otros elementos, tales
como estado socioeconómico, tipo de casa, diferencia
entre zonas urbanas y rurales, movilidad familiar,
presencia de benceno, herbicidas, pesticidas u otros
agentes químicos en el aire, que pueden tener influencia
en las conclusiones a que se llegue.
Además, no es sencillo llegar a conclusiones
satisfactorias dado que los resultados obtenidos hasta
ahora, distan de poder considerarse definitivos. El
problema ha sido abordado desde dos enfoques diferentes.
Por un lado, mediante estudios teóricos, basados en
modelos humanos (fantomas) y de animales, en los que se
busca determinar la distribución del SAR en presencia de
campos electromagnéticos. Por otro lado, existen
estudios sobre exposición de animales a radiaciones de
radiofrecuencia durante largos períodos.
Al trabajar con modelos, resulta necesario aceptar
ciertas aproximaciones, por lo que los resultados se
apartan de lo que correspondería a la realidad. Esto es
así, entre otras cosas, porque no se trata de un sistema
"en reposo"sino que el organismo vivo es algo que sufre
cambios día a día y, aún, de hora en hora. Aparte, se
debe considerar la edad del sujeto, su sexo y
contextura.
Existen estudios de cáncer en personas expuestas a
radiofrecuencias por razones de trabajo y estudios de
correlación entre tasas de cáncer halladas en áreas con
diferente exposición potencial a radiofrecuencias, a los
que se llama estudios de "agrupamiento de cáncer". De
estos estudios, se infiere que es necesario definir un
límite, para nada arbitrario, en el espacio y en el
tiempo, a fin de determinar si realmente se encuentran
incrementos en la manifestación de algún tipo específico
de cáncer, e identificar las exposiciones y
características comunes. Los trabajos disponibles
proporcionan poca información práctica como para sacar
conclusiones valederas.
Conclusión:
hasta la fecha, no hay evidencias suficientes como para
indicar que los campos de radiofrecuencias, incluyendo
las frecuencias utilizadas en telefonía celular, sean
cancerígenos.
* Aspectos genéticos
Con respecto a la posibilidad de que los campos
electromagnéticos puedan inducir abortos o defectos de
nacimiento (teratogénesis), se puede afirmar que sólo se
han advertido efectos en sujetos expuestos a
intensidades tan elevadas como para llegar a causar un
calentamiento de todo el cuerpo.
Hasta el momento, los niveles de potencia asociados con
la exposición pública a campos electromagnéticos
generados por servicios de radiodifusión, televisión y
celulares, no pueden asociarse con disfunciones
genéticas.
Conclusión: No existen, a la fecha, pruebas de
laboratorio o epidemiológicas que sustenten una
asociación de los campos electromagnéticos con abortos o
defectos de nacimiento.
Aspectos intangibles (Jaquecas, pérdida de memoria,
etc)
Hay numerosos estudios de tipo cualitativo sobre el
tema. Debido a la falta de información fehaciente sobre
muchas de las condiciones de los sujetos tomados en
cuenta y la forma del seguimiento realizado, no resulta
posible considerar a los mismos más que como referencias
o como indicadores de caminos para encarar
investigaciones más rigurosas.
Efectos indirectos
* Marcapasos
La falla provocada por la radiación sobre el dispositivo
puede llegar a ser fatal pero es de difícil diagnóstico
en cuanto a poder determinar la correlación entre la
radiación incidente y el marcapasos. El caso más
notable, es el de uso de telefonía celular, por la
cercanía entre el aparato y el marcapasos.
Conclusión: si bien no hay riesgo inmediato
absolutamente demostrado, se aconseja evitar la
presencia de fuentes emisoras cerca del marcapasos.
* Desfibriladores
Se han comprobado casos en los que, colocando el celular
sobre el desfibrilador, se lo deshabilita temporalmente
al no permitirle detectar la taquicardia ventricular.
Conclusión: las fallas parecen ser inherentes a la mayor
complejidad de los circuitos de control de los
desfibriladores, frente a la de, por ejemplo, los
marcapasos.
* Audífonos
Nuevamente, el emisor a considerar por su cercanía, es
el celular. Se ha establecido que hoy en día, todos los
audífonos, en mayor o menor grado, presentan una
degradación. Esto ocurre no sólo cuando el poseedor del
audífono utiliza el teléfono, sino cuando un tercero lo
hace en un radio menor a un metro. Varias compañías
están trabajando para eliminar estas interferencias, a
la vez que tratan de eliminar el ruido ambiente.
* Aparatos de electromedicina
Últimamente, se ha manifestado la inquietud con
referencia al uso de telefonía celular en los hospitales
y centros de salud. El problema abarca dos aspectos: el
primero, referido a que en varios centros, se ha
planteado la posibilidad de instalar radiobases; el
segundo, contempla el problema del uso de teléfonos
celulares en el interior del nosocomio. Si bien no
existen aún suficientes casos reportados, parecería
racional contemplar el uso limitado de la telefonía
celular dentro de los hospitales, a menos que se haya
contemplado en las instalaciones del mismo, mecanismos
de reducción de interferencias electromagnéticas. En
cuanto a las estaciones fijas, se debe evaluar en cada
caso a fin de evitar inconvenientes.
Normativa vigente
En el país se encuentra en vigencia la Resolución SC
530/2000 de la Secretaría de Estado de Comunicaciones,
la que, a su vez, adopta los niveles establecidos en la
Resolución 202/95 del Ministerio de Salud y Acción
Social. Esta norma establece los niveles máximos de
densidad de potencia a los que pueden estar expuestos
tanto el público en general (poblacional o no
ocupacional) como el que trabaja en las áreas de
irradiación (ocupacional) en el rango de frecuencias
comprendido entre 0,1 MHz y 300 GHz. Si bien esta
Resolución se basa en estudios realizados hace bastante
tiempo (años 70 y hasta anteriores) los niveles
adoptados son más conservadores que los establecidos por
la norma IEEE C95.1, que es la que se ha adoptado en la
mayoría de los países en el mundo.
Niveles de Potencia máximos tolerados en función de
la frecuencia Resolución 202/95
Cabe abrigar la esperanza que se logre una acertada
disposición para que las mediciones que habrá que
realizar resulten comparables a través de protocolos
únicos de medición para cada tipo de servicio y que sean
ejecutadas por idóneos experimentados siguiendo pautas
correctas, utilizando instrumental adecuado y
debidamente calibrado.
CAERCEM : Centro Argentino de Estudios de
Radiocomunicaciones y Compatibilidad Electromagnética
Ing. Víctor Padula Pintos; Ing. Benito Alvarez Ovide;
Ing. Claudio Marcelo Muñoz; Ing. Roxana Saint Nom
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